Manifiesto 8M 2021

Video : https://www.youtube.com/watch?v=R05JnQPkzHU&t=2471s&ab_channel=AsturiesFeminista

Venimos de lejos y venimos juntas, construyendo desde abajo una unidad popular que desborda continentes, países, ciudades, barrios y pueblos. Somos el espacio unitario que construye feminismo, somos las que hicimos las huelgas, los paros, las revueltas.

Hemos desarrollado un programa común para transformarlo todo y este 8 de Marzo salimos para visibilizar desde nuestras casas y nuestras plazas que somos esenciales, porque somos las que hemos seguido construyendo y sosteniendo de forma colectiva a pesar de la pandemia.

Nosotras cuidamos: en los espacios vecinales, en el movimiento antirracista, contra los desahucios, por la salud pública, luchando por los derechos de todas, todas, todas.

Este 2021 abordamos una nueva crisis mundial, pero no nos olvidamos de los pasos que hemos dado, de lo aprendido y lo heredado de todas las demás crisis de este capitalismo patriarcal. El neoliberalismo ha quedado al desnudo. Nunca fue el camino y hoy es más evidente que nunca. Ni nuestra salud, ni nuestros derechos, ni nuestro futuro van a volver a una normalidad que nos asfixia a la vez que nos explota.

Ante esto nosotras hacemos avanzar al mundo. Las compañeras que defienden la paz y el planeta, que resisten en los territorios ocupados, en el desierto, por procesos constituyentes y por la conquista de derechos. Este es un grito global imparable, sabio y creativo y todas estas son nuestras luchas.

Hoy, entre los dos metros que nos separan sabemos que hay muchas compañeras que no han podido venir: Trabajadoras del hogar y cuidados, las asesinadas, las presas, las encerradas en los CIES, y las que están confinadas, cuidando o enfermas. Estamos aquí por todas.

El capitalismo ha instalado entre nosotras la precariedad, ha destruido lo común y lo público y nos arrebata derechos y libertades. La pandemia está profundizando esta crisis, las vulnerabilidades y las cargas que ya teníamos. Estamos ante una emergencia social. Se ha evidenciado que hay que repensar el mundo, es momento de visibilizar y valorar los trabajos de cuidados.

Las necesidades han aumentado, la distribución es insostenible y las tareas son muchas: las que realizamos de forma invisible y gratuita en los hogares y las que son remuneradas, feminizadas, precarizadas y realizadas desde una gran explotación laboral, en ausencia de derechos y de reconocimiento. Reivindicamos que todos estos trabajos deben estar en el centro de un nuevo modelo económico corresponsable desde el Estado, las empresas y los hombres, que proteja nuestras vidas y la dignidad de las personas cuidadas.

Luchamos por la dignidad de las mujeres diversas, desde la intersección de las desigualdades y la interdependencia por una vida plena para todas. No vamos a dejar que esta pandemia priorice unas vidas humanas sobre otras. La accesibilidad debe siempre estar en el centro de nuestra lucha y en especial ahora contra el virus.

Durante el confinamiento muchas mujeres hemos tenido que convivir con nuestros maltratadores. Solamente el pasado abril, las consultas online al 016 aumentaron casi un 600%. Las limitaciones de movilidad y el aislamiento han llevado al aumento de las violencias que sufrimos y nos han hecho vivir situaciones de especial vulnerabilidad e incertidumbre. Exigimos vidas libres de violencias, también de las violencias que explotan sexualmente a miles de mujeres y niñas en todo el mundo, y las que mercantilizan nuestros cuerpos como si fueran bienes de consumo. La lucha contra las violencias machistas es un asunto de Estado.

Este año hemos visto un Sistema Público de Salud golpeado de muerte por el neoliberalismo. Los recortes y el austericidio ponen nuestra salud en peligro y nos ha llevado a las trabajadoras sanitarias, que somos en un 80% mujeres: limpiadoras, celadoras, enfermeras o doctoras, a trabajar en ocasiones desprotegidas y en primera línea contra el virus. Debemos reestructurar el tejido público y los servicios sociales para trabajadoras y usuarias. Las feministas reivindicamos que ni la vacuna ni la salud puede ser una mercancía, es un derecho universal para todas, independientemente de nuestra situación administrativa. Demandamos la erradicación de las patentes y la construcción de un sector farmacéutico público que garantice la salud integral de toda la población.

No nos podemos olvidar de la importancia de la salud mental. El confinamiento y la incertidumbre nos ha llevado a estados de ansiedad y depresión. Exigimos que se deje de patologizar nuestras emociones atajando las razones que nos producen malestar y que la salud mental se enfoque desde los cuidados y lo común. Nosotras reivindicamos más feminismo y menos Prozac.

En los centros de encierro (cárceles, CIEs, Centros de Internamiento para Menores, psiquiátricos), La gestión de la pandemia ha sido utilizada para aislarnos, invisibilizarnos y vulnerar nuestros derechos aún más. Estamos hacinadas y sufriendo mayor exposición al contagio sin medidas sanitarias adecuadas. Están retrasando nuestra libertad y el acceso al tercer grado. Exigimos que las administraciones garanticen los derechos humanos, empezando por crear una comisión de investigación sobre la vulneración de derechos durante la pandemia. Reclamamos la perspectiva de género en los centros de encierro y planes educativos y laborales.

El sistema capitalista actúa sin importar fronteras, con estrategias imperialistas, racistas, colonialistas y violentas, imponiendo los intereses de las multinacionales. Expolian, deterioran el medioambiente, destruyen ecosistemas y economías agrícolas. Nos empobrecen, contaminan, nos enferman y matan. Provocan guerras, militarizan territorios y nos obligan a migrar.

Exigimos la condonación de la deuda externa de los países del Sur Global y la eliminación de los tratados de libre comercio. Exigimos detener los proyectos extractivistas y apostar por un cambio ecosocial y sostenible con el planeta y los pueblos. Denunciamos la criminalización y asesinato de las defensoras de derechos humanos y de la tierra. Apoyamos y visibilizamos sus luchas.

Somos las migrantes, con y sin papeles, refugiadas, solicitantes de asilo, racializadas, acosadas y explotadas por nuestro origen y nuestra condición administrativa. Frente a las políticas de la UE que profundizan el racismo institucional y condicionan nuestra movilidad como meros instrumentos útiles para la producción. Nos reivindicamos feministas

antirracistas y antifascistas contra mentalidades que nos excluyen y vulneran. Exigimos la inmediata derogación de la Ley de Extranjería y el cierre definitivo de los CIEs. ¡Regularización ya!

El aborto está en el centro de los ataques de la extrema derecha a nivel mundial. Ante esto, nosotras avanzamos la lucha por la libertad de decisión sobre nuestras vidas. Exigimos que el Estado garantice nuestros derechos sexuales y derechos reproductivos, que actúe contra el odio, acoso y presiones contra mujeres, profesionales y centros. Exigimos una Ley estatal que elimine el aborto del Código Penal y garantice su práctica por el Sistema de Salud Pública. Desde Argentina hasta Polonia: Nosotras parimos, nosotras decidimos.

Hoy también reivindicamos que nadie nos puede etiquetar, adoctrinar, cosificar ni patologizar mentalmente. Las violencias que sufrimos las mujeres trans no pueden ser invisibilizadas ni menospreciadas. Se nos niega el acceso al trabajo y a la vivienda y estamos abocadas a la pobreza. Sufrimos el odio, el rechazo, la discriminación y el acoso en todos los espacios de nuestra vida. Las mujeres trans queremos vivir libres y seguras.

Las jóvenes nos encontramos un país que no nos ofrece futuro, sufrimos un paro del 41,73%, trabajos precarizados y temporales, condiciones de vida peores que la generación anterior. Reivindicamos una educación libre, plural, feminista, con memoria de referentes, no enfocada a la producción capitalista y libres de las cargas de género. Exigimos una educación sexoafectiva libre de estereotipos y en todas las etapas educativas y demandamos entornos seguros y libres de violencias.

Somos las nietas de una generación condenada al olvido: Las que lucharon contra el franquismo, heroínas y referentes que nos abrieron el camino. Por ellas, luchamos juntas para que nadie les niegue su lugar en la historia. Porque fueron, somos, porque somos, serán.

Y por último, no vamos a tolerar la criminalización injustificada que estamos recibiendo, que solo evidencia el odio hacia el feminismo que somos, porque no somos irresponsables ni ignorantes, tampoco menores necesitadas de tutela, ni mucho menos temerarias con la salud pública, de hecho somos lo contrario, somos las mujeres que llevamos siglos sosteniendo los cuidados y la vida de la humanidad y por eso exigimos los derechos que nos corresponden.

Ante este sistema que NO da respuestas a nuestras necesidades vitales, ejerce violencias contra nosotras y nos pone en riesgo, sabemos que la única forma es transformarlo todo, avanzando hacia un horizonte feminista. Seguimos, porque vamos lejos, luchando desde lo común, porque el espíritu de la huelga vive en cada una de nuestras luchas.

¡Viva el 8 de marzo, viva la lucha feminista!

El feminismo en España, en tiempos de pandemia, ¿culpables o víctimas?